lunes, 10 de enero de 2011

Vertiginosa la sobriedad

Aquella noche del azar
el recuerdo sagaz
el silencio del mar

Rima rima las caderas
aquel servicio de atrás
viva la santidad
de los besos del jamás.

Sencillez de más acá
tan cercano del maná.
Una tarde tan austral
del artista del andar.

Vivir otro día más
tan lejos de los demás
en una mañana tan frugal
he servido vino tinto al amar.

Muy bien dicho por el falaz
del aquel puente roto de la salvedad

Es muy fácil dudar
sin antes lanzarse a nadar.
Siempre vivo aquí y allá
cerca y lejos de un quizás.

Vertiginosa la sobriedad
un ebrio en la verdad
el final apunto de acabar.